Nueva estrategia se suma al paquete de programas preventivos que impulsa la gestión del alcalde Víctor Boluarte Medina, con el patrullaje integrado e instalación de cámaras de videovigilancia.

Las juntas vecinales ahora se encuentran más preparadas para dar una respuesta contundente frente a cualquier hecho que afecte su tranquilidad, luego de que la Municipalidad provincial del Cusco implementara alarmas comunitarias en más de 100 organizaciones vecinales de la zona Noroccidental, Noreste, Centro Histórico y comunidades del distrito.

Las alarmas comunitarias son dispositivos instalados en un determinado sector y son como censores que ante el ingreso de personas sospechas o de mal vivir, inmediatamente son activados y al sonido de la alerta, acuden los vecinos organizados quienes solicitan el apoyo del personal de seguridad ciudadana y la Policía Nacional del Perú para realizar el arresto ciudadano.

De acuerdo al Subgerente de Seguridad Ciudadana, Miguel Ángel Daza Navarrete, sumado a los programas preventivos de patrullaje integrado, capacitación e implementación de las juntas vecinales, ahora se asume esta nueva estrategia que permitirá la participación activa de los propios vecinos, quienes también contribuirán en velar por la seguridad y mantener la ciudad mejor vigilada.

“Como parte de nuestro plan de acción del 2022 estamos instalando estas alarmas para fortalecer el trabajo que realiza la junta vecinal y funciona cuando un integrante activa el dispositivo desde su equipo móvil para lanzar la alerta a todo el vecindario. El propósito es fomentar la participación de la población para reforzar la seguridad”, detalló.

Para que el uso de las alarmas brinde óptimos resultados, se debe capacitar previamente a los vecinos quienes reciben talleres junto a la Policía Nacional del Perú. Es el caso de la Asociación de Licenciados de las Fuerzas Armadas Comité Cusco de la zona noreste, quienes tras realizar simulaciones de situaciones riesgosas se encuentran preparados para hacerle frente la inseguridad.

De acuerdo a las declaraciones de los vecinos, fueron innumerables los actos delictivos que se registraron en esta zona, haciéndola tierra de nadie y tras un arduo trabajo de capacitación y organización, junto a la Municipalidad Provincial del Cusco se logró recuperar el apacible barrio que en antaño fue.

“Atacaban a quienes llegaban tarde, también apareció un cadáver en el río, aparentemente de una alumna, no sabemos si la mataron aquí o arrojaron su cuerpo de otro lugar, junto a los asaltos eran pan de cada día. Pero ahora con la alarma nos sentimos tranquilos y protegidos”, narra María Concepción Ortiz.

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